martes, 16 de enero de 2018

Practicar la doctrina del Tao


La Tierra está dotada de todo lo que necesitamos, y nosotros hemos sido regalados con toda clase de facultades y atributos, pero pareciera que la vida lo único que hace es ponernos pruebas; tenemos todas las cualidades para superarlas, pero depende de nuestro propósito, constancia y esfuerzo  conseguirlo. La vida no nos dará un premio por ello, aunque hay un sutil beneficio en lucidez, aplomo, liviandad, seguridad, falta de miedo, satisfacción, que se vive como "felicidad". Alcanzar la felicidad no es el propósito de la vida, el propósito de la vida es hacernos dignos de que la vida nos regale felicidad.
Lo que puedo decir es que la vida es valiosa pero muy costosa. Hay para cada uno una batería de pruebas diferentes de muy diversa naturaleza, pero de hecho ninguna es trivial; la trivialidad no forma parte de las pruebas.

Los errores se pagan caro. Son requisitos indispensables para estar bien: proceder con humildad, hablar con propiedad y comportarse con cortesía. Es necesario aprender las artes del lenguaje y la etiqueta, aprender mucho, discutir sobre filosofía, practicar caligrafía y quemar incienso. Es fundamental desarrollar la virtud de la admiración, de la apreciación, la valorización y el respeto.
El que no respeta no es digno de vivir.

Cuando las obligaciones lo permitan, habrá de barrer los suelos, limpiar de maleza el jardín, plantar flores, podar árboles, recoger madera, hacer fuego, ir en busca de agua y servir de beber a quienes con uno viven.
Nadie carece absolutamente de nada, sólo que muchos no saben tomarlo.

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