La ética del Tao se asemeja a la ductilidad del agua; nunca a la dureza o rigidez del sólido.
Como el agua, la ética taoista se adapta a los hechos. No presta ninguna resistencia violenta.
Líquido significa fluido. Tener una ética líquida es tener la mente abierta, liberada de la inercia vital o cerrazón mental; saber escuchar, no obsesionarse, vivir con lucidez y con el ánimo relajado.
El agua se adapta a cualquier superficie, busca los bajos fondos y su fuerza consiste en su debilidad, en su tremenda flexibilidad y plasticidad.
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